martes, 25 de noviembre de 2008

Las dietas


Llega la primavera y empezamos a preocuparnos. El verano le está pisando los talones, se acerca a pasos agigantados. Es hora de pensar en irse despidiendo de las casacas y chompas de invierno, discretas y fieles amigas que encaletaron los rollitos todo este tiempo. Es hora de decirle adiós a esos pequeños gustitos de cada día, desde ese pancito de más, hasta ese matahambre del Jano´s, desde ese alfajorcito, hasta ese panetón Gloria, al menos esas son las intenciones.
Desde el lunes empiezo mi dieta. Pero... por qué desde el lunes, por qué no empezarla hoy mismo, sí justo cuando estás con todo el sentimiento de culpa, con toda la voluntad, con todo el entusiasmo. Es que claro, queremos aprovechar en comer en los días que quedan toooodo aquello de lo cuál pretendemos privarnos a partir del lunes.

Y llega el lunes y empezamos la tan publicitada dieta. Y empiezan las invitaciones. Justo tu amigo te busca personalmente para invitarte a su quema ese mismo lunes: ajicito de gallina y tres leches, además de las cervezas claro. "Mañana me reinvindico", piensas, revisas tu agenda y te aseguras de que nadie mas cumple años mañana.
El martes, tomas aguita nomas de desayuno y planeas almorzar pollito sancochado, saliendo de trabajar te encuentras con tu amigo de antaño, sí, ese que hace 10 años que no ves y como hay mucho por contar te invita un cebichito... mas su chicharrón de pescado, arroz con mariscos, las cervezas del caso (un par nomás porque de ahí retornas al trabajo) pero claro cómo le decías que no.
El miércoles llegas a trabajar y... lo habías olvidado... cumpleaños del jefe, acaso puedes faltar al agasajo que le han organizado los sobones? que desplante!, da tu cuota y sírvete sanguchitos, empanaditas, torta y gaseosa.
El jueves, uy casi se te pasa, aniversario con tu amorcito, eso no puede pasar desapercibido, podría causar una ruptura, ok pizza + sangría, "mañana no tomo ni agua".
El viernes recibes una llamada, es ese amigo que vive en Miami y viene una vez al año, "¿Que no leíste el correo que te envié el lunes? ya estoy aquí, tenemos que celebrar el reencuentro"; el trago da hambre, así que irá acompañado de una chuleta y su porción doble de papas fritas.

Realmente piensas privarte el sábado y el domingo? para qué si ahí nomas está el lunes. Suerte!

El último cajón

Por qué lo que buscas siempre está en el último cajón que se te ocurre abrir?, por qué no es como en las películas o novelas que el dinero, la carta, el documento, el diario, la foto, el testamento o lo que sea que buscan, está ahí nomás en el primer o segundo cajón que abren?
Pero eso no pasa en la vida real. Y no solo pasa con los cajones, pasa con cualquier sitio que inspecciones en busca de algo, siempre será el último en qué pensaste, tanto que casi lo dabas por descartado.

Si buscas una carta y tienes 20 entre cuáles buscar, siempre vas a empezar a buscar por el lado incorrecto porque justo la que buscabas será la número 20 que revises.
Si buscas los fósforos y tienes 4 cajones en los cuáles podrían estar, ten por seguridad que van a estar en el cuarto cajón que abras sea cuál sea el órden en que lo hagas.
Si buscas una revista porque ahí viste ese modelo de vestido que quieres mandarte a hacer o ese corte de cabello que quieres copiar, de 30 que tienes (o 29 porque una la prestaste y no te la devolvieron), repasarás todas, todas y cada una de las 28, y en la número 29, cuando ya dabas por perdido el asunto, justo en esa encontrarás lo que querías.

Es como para hacer un inventario de cada cosa que tienes con su ubicación respectiva... pero claro no apuntarlo en un papelito que luego estarás buscando sino en tu computadora.

Tu serie favorita


Justo cuando estás viendo ese capítulo de tu serie favorita que está super interesante, sí ese que no podías perderte, algo tiene que pasar. O suena el teléfono, o tocan el timbre, o pasa una condenada moto a una cuadra pero que parece que estuviera en tu sala, o se va la señal del canal, o mas radicalmente se va la luz!!!. Parece ser que el objetivo es que no llegues a ver el capítulo completo o que al menos no escuches ese par de frases claves para el desenvolvimiento de todo el resto.
Si es que suena el teléfono puedes optar por no contestar, total en un corte comercial corres a ver el identificador de llamadas; si contestas puede ser que sea equivocado, con lo cuál gruñirás un poco pero no tanto como si la llamada fuera de "Corredores de Seguros de Saga Falabella", ahí sí fuiste porque o te soplas todo el rollo o les cuelgas, no hay otra; si fuera un amigo/a puedes medio sincerarte ante esos sentimientos encontrados de amor-odio (habla-cuelga) y decirle que le devuelves la llamada porque estás muy ocupado.
Si es que se trató del timbre, también puedes tener el coraje (aguantarte la curiosidad) de no salir a ver quién es, claro que te quedarás con la sensación negativa de que pudo ser algo urgente o positiva de que pudo ser alguna sorpresa (cosa que jamás va a pasar). Si sales a ver quién toca puedes descubrir que simplemente fue un niño que pasaba corriendo, vas a refunfuñar pero no tanto como si quién toca es el comité vecinal que venían a explicarte las nuevas decisiones tomadas. Si quién tocó fue un amigo/a, fácil, lo haces pasar y en el camino hacia el televisor le vas explicando que no hable hasta el siguiente corte.
Si lo que pasó fue una moto, vas a desear que se muera el motociclista durante cada segundo que no te deje oir, pero luego te retractarás de tus malos deseos total ya pasó.
Si se va la señal, ojalá tengas suerte y regrese pronto.
Si se va la luz, busca velas y fósforos y ruega porque alguien te llame para conversar o alguien te llegue a ver para que tengas en qué entretenerte, porque la luz volverá justo cuando salgan los créditos finales del capítulo de tu serie favorita que no podías perderte.
Pero hay solución, ándate al Virrey y cómprate toda la temporada.